Paco y la escuela
Mi primera escuela fue la de la señorita Angelita. A los cuatro años. El colegio consistía en un aula para las niñas y otra para los niños. No había distinción de edad ni plan pedagógico alguno. El objetivo era asimilar lo que la señorita Angelita podía enseñar, que debía de ser muy poco, ya que, con apenas siete años, la buena mujer les dijo a mis padres que yo ya había conseguido el objetivo y por lo tanto había de cambiar de escuela. La señorita Angelita nos daba leche en polvo, del Plan Marshall, a media mañana, y tenía un sacapuntas gigante en su mesa. Con ella jugábamos a descubrir América. Los alumnos más aventajados formaban tres círculos, que eran la Santa María, la Pinta y la Niña, dentro de cada círculo iban los tres primeros de la clase, que eran los comandantes de cada nave. A mí me gustaba ir en la segunda, porque así era Rodrigo de Triana y podía gritar "tierra a la vista". Los más pequeños o atrasados hacían de indios, los cuales formaban un grupo al fondo del...